
Entrevista María Teresa Puga – Revista de ISMUR SEGOVIA 2018
La Unión de Mujeres Agricultoras y Ganaderas, en el marco de la convocatoria de subvenciones a entidades de mujeres rurales de ámbito estatal, con financiación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha comenzado una serie de jornadas informativas y visitas técnicas que contribuirán a la participación de las mujeres en el desarrollo social y económico del medio rural.
María Teresa Puga Martín es médica cirujana especialista en ginecología. Miembro fundador de la Fundación Mujer, Paz y Desarrollo. Directora Ejecutiva de los programas SOS Mujer, violencia intrafamiliar y equidad de género: Medios de Comunicación y Violencia; Educación y Violencia. Salud y Violencia. Dirigentes Sociales y Violencia y Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión del Ministerio de Salud en la provincia de Córdoba en Argentina.
ISMUR- Cuando hablamos de violencia que por su brutalidad no llegamos a comprender, a veces dudamos si la persona violenta nace o se hace. ¿Podrías decirnos en qué medida la cultura y el entorno influyen en la persona?
M.- La llamada cultura patriarcal tiene como componentes esenciales la violencia y el aplastamiento de la sensibilidad. Entonces se considera que las personas se desarrollan en un modelo de control y de sometimiento al poder, y por lo tanto, aprenden a ver, comunicarse y actuar en relaciones de dominación, ya siendo dominados y/o dominadores.
La mayor parte de la conducta humana se aprende de observaciones mediante imitación de modelos. El modelo es uno de los medios más poderosos para transmitir valores, actitudes, patrones de pensamiento y conductas en una sociedad.
Algunas perspectivas antropológicas han justificado la dominación y la violencia como características inherentes a lo humano. De otras posturas se plantea que la violencia es una conducta aprendida socialmente, diferenciándola de la agresión, que es una capacidad humana y de la vida general.
ISMUR- ¿Qué le lleva a una persona a ser violenta, a maltratar, a humillar, a estar siempre generando conflictos? ¿Cómo prevenirlo?
M.- La violencia es una desviación nociva de la agresividad. La agresividad es una energía básica en los seres humanos. Cuando la agresividad se orienta a un propósito trascendente, cargado de significados, fecundo, es una verdadera partera de los principales y más nobles logros humanos. Cuando no es así, queda encerrada en círculos estériles, fermenta, estalla en acciones destructivas. Como agresividad esa energía construye y fertiliza, como violencia destruye y mata.
Para prevenir debemos poder expresar la agresividad saludablemente en los vínculos con otros. Poder manifestar el enojo-agresividad para luego canalizar esa energía en la resolución de una necesidad, ya sea logrando satisfacerla o postergándola el tiempo necesario, aprendiendo a tolerar la frustración.
ISMUR- Hoy vivimos en un mundo en que la violencia parece que forma parte de la cultura: está presente en el cine, videojuegos, deportes…, tan presente que parece que estamos anestesiados y solo reaccionamos ante conductas violentas cuando nos tocan de cerca. ¿Cómo escapar a esta influencia y cómo revertir esta agresividad consentida?
M.- Participando consciente y responsablemente en la explicación de los hechos violentos cotidianos, especialmente con los niños y adolescentes, que muchas veces creen que las conductas son «normales» o «exitosas» o, refiriendo al modelo patriarcal, terminan creyendo que la ley del «más fuerte» y «poderoso» es lo que los pondera ante la mirada de los otros.
ISMUR- Marité, con todo tu conocimiento y experiencia, ¿podrías darnos algunas pistas para trabajar en los espacios educativos y de ocio con los más jóvenes, estrategías para prevenir la violencia de género, intercultural o de otro tipo?
M.- Una de las propuestas es promover la cultura de la paz. Creemos que la educación es uno de los espacios centrales de transformación para la construcción de una cultura de paz. En el ámbito educativo se supone la construcción de una experiencia escolar formativa para desarrollar valores, actitudes y habilidades socioemocionales y éticos que sustentan una convivencia social donde todos participan, comparten y se desarrollan plenamente.
Se debe educar a niños y niñas, intentando superar las limitaciones que les impone el patriarcado. Es necesario hacerlos consciente y cuestionar actitudes y valores tradicionales considerados como masculinos o femeninos, con el fin de que puedan ser asumidos por personas de cualquier sexo.
ISMUR- Cuando hablamos de violencia, parece que solo pensamos en las agresiones físicas. ¿Qué hay de la violencia verbal o de gestos?
M.- Este tipo de violencia es cuando una persona tiene actitudes y palabras que tienden a denigrar la manera de ser de la otra persona. Con estas palabras se quiere herir, se considera al otro como objeto. Se procede de esta manera para controlarlo y mantener el poder. En este tipo de violencia no se da un solo golpe, pero a través de las palabras y el modo en que se pronuncian se produce en el otro un impacto negativo, inseguridad, temor e indefensión. Cuando aparece el control, ya podemos hablar de un modo de poseer y dominar.
Muchas veces la violencia psicológica es la antesala de la violencia física. También es necesario aclarar que en toda violencia física hay una violencia psicológica implícita.
ISMUR- Dices que nadie reconoce ni puede manejar la violencia de las demás personas si no reconoce la propia. ¿Puedes explicarnos un poco más esto?
M.- No basta solo con hacer estadísticas sobre violencia. Es necesario indagar aceptando nuestra propia participación. El hecho de pertenecer a una cultura, cuyo modelo patriarcal y autoritario es asumido por la mayoría, nos exige una mirada atenta y un corazón abierto, para reconocer también en cada uno de nosotros qué nos produce enfrentarnos a este tipo de situaciones límites.
El desarrollo del proyecto tiene como objetivo facilitar e informar sobre el acceso de las mujeres a las medidas de desarrollo rural, difundir la titularidad compartida de las explotaciones agrarias, promover la incorporación de las mujeres a la actividad económica del medio rural, contribuir a la incorporación de mujeres jóvenes a la actividad agraria, visibilizar proyectos desarrollados por mujeres incorporadas a la actividad agraria, la transferencia de conocimientos sobre proyectos innovadores desarrollados por mujeres rurales, etc., así como favorecer y fomentar el acceso a órganos de dirección de las asociaciones, cooperativas y organizaciones agrarias.
Se realizarán jornadas específicas sobre la Ley titularidad compartida con contenidos sobre el objetivo, los requisitos a cumplir, las implicaciones en materia de fiscalidad, los beneficios asociados al registro, etc.
Asimismo se realizarán varias jornadas informativas sobre la visibilización y empoderamiento de la mujer rural que serán complementadas con visitas técnicas a diferentes empresas, cooperativas o proyectos de interés para las mujeres. Están previstas visitas a explotaciones vitivinícolas, arroceras, frutícola ecológica, cooperativas de comercialización y transformación de productos agroalimentarios, quesos, setas y aprovechamiento de recursos forestales, ganaderías selectas, etc.
Las actividades han comenzado en el mes de junio y se prolongarán hasta el mes de noviembre, realizándose en las CC.AA. de Andalucía, Cataluña, Castilla La Mancha, Castilla y León, Valencia, Extremadura y Madrid y se estima que participen en el programa unas 500 mujeres del medio rural.
Asimismo, en el marco de esta convocatoria, la Unión de Mujeres Agricultoras y Ganaderas, celebrará el VII Encuentro nacional, bajo el título “El papel de la mujer en el mundo rural, clave para frenar la despoblación” que tendrá lugar en Cantabria en el mes de Septiembre.
La Unión de Mujeres considera que estas medidas son imprescindibles y beneficiosas para las mujeres, siendo figuras claves para fijar población en el territorio rural y para fomentar y divulgar la incorporación de las mujeres a las actividades agrarias y complementarias relevantes para el desarrollo económico de los territorios.
Con estas iniciativas, la Unión de Mujeres Agricultoras y Ganaderas pretende además impulsar un avance en los derechos económicos, laborales, sociales y culturales de las mujeres, entre los que se encuentra el acceso a la información o el control de los recursos productivos.